Tuesday, May 11, 2010

Grave Descend

Acabo de terminar de leer “Grave Descend” de la Serie Hard Case Crime y me arrepiento de no haberla encontrado antes. Es una novela que está muy bien escrita y que esconde tremendas lecciones de vida tanto en su historia como en las lógicas disertaciones que salen de las bocas de sus personajes; individuos curtidos en calle que se las saben todas más una y que hablan con el auténtico pragmatismo de aquellos que lo han visto todo.

“Grave Descend” es auténtico pulp, una obra que si bien no alcanza los niveles de lirismo de otras del mismo género le llegará al menos muy pero muy cerca, en principio por su volumen compacto y en segundo lugar porque está muy bien narrada. No en balde su autor llegó a ser uno de los escritores más recurrentes en la lista de los best-sellers tras cambiar el pseudónimo de sus tiempos de sombra, John Lange, por su nombre verdadero, Michael Crichton —el mismo autor que nos trajo “Jurasic Park”, la serie “ER” y tantos otros éxitos editoriales, muchos de los cuales se tradujeron al cine como verdaderos éxitos de taquilla. Sin embargo, al terminar de leerla no puedo sino lamentar que Crichton haya abandonado el estilo narrativo de sus inicios en favor de uno más formulaico y comercial.

Pero vayamos a la historia. “Grave Descend” es una novela que se desarrolla en Jamaica, la exótica isla caribeña donde vive McGregor, ex-marine devenido en buzo professional que lleva una vida disipada entre misiones de rescate, mujeres y la música de steel band. Todo bajo el típico sosiego y anonimato que ofrecen la isla a los forasteros que no desean ser encontrados. Un estado de paz que pronto será interrumpido por un extraño emisario que le contratará para la arriesgada tarea de recuperar los restos de un costoso yate sumergido en una área marítima próxima a las costas de la isla conocida por sus turbulentas aguas infestadas de tiburones.

Aunque la compensacion monetaria es jugosa, ello no hace sino despertar más sospechas en McGregor quien decice primeramente hacer las averiguaciones de rigor correspondientes discretamente y por cuenta propia. Una pesquisa que lo dejará aún más perturbado tras entrevistar a los distintos miembros de la tripulación y a su única pasajera y descubrir con sorpresa que ninguno de los testimonios coincide en lo absoluto.

¿Que clase de carga era transportada en el yate? ¿Por qué zarpó de Nápoles a West Palm Beach sin antes pasar por Bimini? ¿Era esta acaso una operación de lavado? ¿Que hay acerca de la historia de unos supuestos diamantes robados durante la Segunda Guerra Mundial? Si Jamaica era una escala, ¿cual era el destino final del viaje?

Las respuestas sólo podrán ser encontradas dentro de las claves de su prosa ágil, un efectivo uso de palabras en las que nada sobra y nada falta, así como en los giros y traiciones que se irán revelando hacia el final de sus doscientas tres páginas de acción y suspenso.

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Read an interesting excerpt from "Grave Descend":

“(…) They are converters. They take a large lump of illegal gain, and convert it to legal assets. They are able to backdate, to provide old ledgers, to arrange past tax forms, to handle receipts and invoices. They can create a ten year corporation overnight (…) You follow?”

“I follow.”

“Of the twelve men, one is in Naples, but he is old and firmly under the Mafia thumb. Therefore, whoever stole the diamonds would not turn to him. There is another man in Marseilles, and another in Tangier. But neither of these men was contacted. Instead, the money was shipped abroad. It was destined for Venezuela.”

“Aboard the 'Grave Descend'?”

“Yes. At least, we had heard it was aboard a yacht and headed for Venezuela. Everybody heard that. Every police agency in the world―and also, presumably, the Mafia.”

“Delightful.”

“So we had more than a passing interest, you see, in the 'Grave Descend'. Particularly since it seemed to be heading for Venezuela. Venezuela is a good place to trade currency. Despite unstable politics, the finances of the country are traditionally good. Venezuelan bolivars are only one notch below Swiss francs, you know...”

Monday, May 10, 2010

Rain Waltz


“El ático de los recuerdos es un espacio repleto de cajas en cuyo interior se conservan millones de imágenes que aguardan ser visitadas.”




Si Russ García quería impresionar con Sounds in the night lo consigue desde el primer momento en que vemos la carátula: una espléndida fotografía que difícilmente pasa desapercibida y que nos transfiere casi que instantáneamente a la calma que sobreviene luego de una tarde lluviosa al costado de una carretera empapada de tristeza y melancolía. Una experiencia nocturna en la que se puede respirar un delicioso aroma a tierra mojada, acompañado de una suave sinfonía de grillos que preceden al sonido del auto al pasar.

En medio de esta interesante composición de matices, el fotógrafo ha capturado el momento preciso en el que el juego de luces ha creado un arco iris en el firmamento, generando un interesante contraste que momentáneamente desplaza el centro visual hacia el cielo. Es en esa sección donde se rompe la abstracción balanceada del resto de la imagen, añadiendo un delicado matiz de colores a la tenue atmósfera azulada sobre el elemento central de la toma: las luces de un solitario automóvil que se desplaza bajo el grisáceo cielo encapotado.

Desconozco la naturalera de la música de Russ aunque una cosa es segura: la portada del album es sencillamente fascinante. Una invitación a la que dificilmente nos podamos rehusar y que nos seduce con una experiencia visual evocadora. Un placer que muy bien podria complementarse con la armónica cromática de Thielemans, modulaciones pervasivas de dramático romanticismo que harían de esta pieza el acompanante perfecto en esta nostálgica tarde lluviosa.

Brown Ballad / Toots Thielemans

Friday, May 7, 2010

"Born Standing Up: A Comic's Life"

Steve Martin es un tipo de pinga. La clase de amigo que invitaríamos a casa para animar el cumpleaños de los niños o, mejor aún, la noche de gala de un sarao. Y digo esto con conocimiento de causa a pesar de la sugerencia que una vez hizo una vez alguien por allí que dijo que a la gente que admiramos es preferible no conocerla en persona.

Algo de cierto tendría tal afirmación porque el estilo de Martin no es para todo el mundo. Es un humor directo, sarcástico, burlista y nunca faltará aquel que se sienta ofendido por el tema de sus chistes. Nada de sorprendente debería tener todo esto, considerando que la cualidad más común en los tipos formados en la escuela de filosofía es precisamente el estilo particular de una clase de humor que no podrá ser del agrado de todo el mundo y que bien podrá generar la risa o la ofensa aunque nunca la indiferencia.

Es el sabor que me ha quedado luego de pasar la última página de “Born Standing Up. A comic life”. Una autobiografía fresca, sincera y amena en la que Steve revela sus más profundos temores y angustias comenzando por aquellos lejanos días en la tienda de Disneylandia de su natal California, donde fungía como mago de turno, preámbulo de los días más felices que aún estaban por venir, pasando por su irrupción en el mundo del espectaculo en esa escuela de la comedia que en su momento de más brillo fue Saturday Night Live.

Aunque el libro se limita a la época de sus inicios cuando hacía stand-up comedy, no hay que menospreciarlo en lo absoluto. Al contrario, en ciertos pasajes la narración se lee más como un autoanálisis que como una biografía en la que Steve nos ofrece una serie de consejos en relaciones familiares, persistencia, y en estudio de la comedia finalizando su narración con el momento previo a su abandono del stand-up y su incursión en el mundo del cine, dejandonos prácticamente con la miel en los labios.

A este nivel no cabrá la menor duda de que Steve es un excelente escritor y que la lectura de su libro merecerá, la verdad sea dicha, ser revisitada por su carácter relajante, cándido e inconfundible tono particular.
 

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