Friday, February 27, 2009

Tea for Two


Ajá. Es fin de semana lo cual significa que es hora de divertirse con moderación en un ambiente familiar ó, lo que es lo mismo, momento de disfrutar de la fiesta "sanamente" como dijo alguien. Tambien significa decreto de bar abierto con extensión hasta bien tarde con música, caña y ese inconfundible matiz de elegancia que imponen los trajes de gala. Todo en muy buena compañía, contenida en la figura de una atractiva bartender, una rubia que viste pantalón y chaleco oscuros que sirve los mejores cocktails splashed con el latin rhythm de Xavier Cugat y sus diversos arreglos orquestales.

Thursday, February 26, 2009

Mister Sandman


¿Recuerdas cuando visitabas la casa de tus tías y te dedicabas a explorar la extensa colección de discos en el picó del estudio? Era el momento perfecto porque mientras los adultos conversaban en la sala tú te adentrabas de lleno en el alucinante mundo de las carátulas. Algunas contenían fotos de lugares exóticos, otras imágenes surrealistas, paisajes, juegos de luces en extraños y oníricos mundos...y como no, nunca podían faltar las favoritas: aquellas que presentaban modelos femeninos, esas mujeres fascinantes que sonreían y de las que era imposible no enamorarse.

Monday, February 23, 2009

I met the Walrus

"In 1969, a 14-year-old Beatle fanatic named Jerry Levitan, armed with a reel-to-reel tape deck, snuck into John Lennon's hotel room in Toronto and convinced John to do an interview about peace. Thirty-eight years later, Jerry has produced a film about it. Using the original interview recording as the soundtrack, director Josh Raskin has woven a visual narrative which tenderly romances Lennon's every word in a cascading flood of multipronged animation. Raskin marries the terrifyingly genius pen work of James Braithwaite with masterful digital illustration by Alex Kurina, resulting in a spell-binding vessel for Lennon's boundless wit, and timeless message." *

* from the original web release liner notes



imetthewalrus.com

Monday, February 16, 2009

Bolivar, Tennessee


El año: 2004. El viaje: la geografía del midwest americano. Los personajes: un joven venezolano y su novia, una chica de Illinois a bordo de un carro alquilado. Les acompaña un Westie que no deja de llorar en cada parada por ese extraño temor infundido en algunos perros que creen que los dejarán abandonados en algún recodo del camino.

En su tránsito hacen parada en Clifton, Tennessee en un modesto hotel; de esos que ofrecen cable y desayuno. Una mirada al mapa les indica que entre los pueblos que atravesarán esta tarde hay uno con un nombre bastante inusual: Bolivar. Para que no quedase duda de quien se trata ni el origen de su nombre sólo basta ver el del pueblo que le sigue: Humboldt. Un hallazgo que les resulta sorprendente, equivalente a toparse una singularidad geográfica o, más extraño aún, la indicación del traspaso de los linderos de la realidad hacia una nueva geografía. La de un universo paralelo, extraño y desconocido.


Sólo la historia sabrá desde cuando habrá existido este sitio del que nunca antes oyeron hablar, al menos dentro de este contexto. Llegar, parquear, caminar unas cuantas cuadras. Hacer parada técnica. Lo que descubren es más o menos lo que esperaban: un pueblo pequeño, con una población que no pasa de seis mil habitantes. El City Hall en la calle principal exhibe un busto de Simón Bolívar. Hay tambien un almacen con el mismo nombre y un teatro abandonado que en su tiempo debe haber tenido muchísimo de historia ubicado en la Jefferson que se llama Luez.


Aprovechan la parada para estirar la piernas, hacer pipí, tomar agua... En la calle principal hay un café, el Maxwell's Big Star de Bolivar, que no ofrece ni arepas anisadas ni empanadas de cazón pero sí sánguches de jamón y queso chedar pasados entre golpes de pecho y una botella de Coca Cola. “I am from here. I am from Bolivar” les dice la mesera, pronunciando el nombre como una esdrújula (Bó-li-var) en su típico acento sureño. Y allí, sentados en las afueras del café saborean lo que es, en esencia, el carácter del pueblo: una calle, un café, un almacen, un teatro…Una consulta al reloj les indica que es hora de retomar el viaje, noticia recibida con tristeza por el perrito a quien no le faltaron ganas de perseguir a las ardillas locales o al menos poder lamer las migajas del sánguche que no pudo comer del suelo.


El joven sube al carro y enciende el motor. La chica se incorpora en el asiento de atrás con el perrito que sube a bordo de un salto. Al dejar la calle principal la vía se convierte nuevamente en carretera con el pueblo reduciéndose dentro del marco del espejo retrovisor hasta desvanecerse. Una imagen que permanecerá en el registro de sus memorias como un lugar bien mantendido, limpio y ordenado y, en honor a la verdad, mil veces más hermoso que cualquier otro sitio del mismo nombre que alguna vez se haya visitado.

Sunday, February 8, 2009

Smooth Jazz


Cuando recibió el encargo de crear el score para la película Los tres días del condor David Grusin no perdió ni un segundo; reunió a los mejores músicos que un arreglista podía disponer en aquel entonces y, aprovechando el margen de libertad que Sydney Pollack le otorgó, puso manos a la obra. El resultado fué un memorable soundtrack que se acopló de forma perfecta a la narrativa del filme con acertados arreglos acústicos y un registro tonal que aportó al filme los matices precisos que Pollack buscaba.



La historia de Los tres días del condor es como sigue: Robert Redford interpreta a Turner, un empleado de una pequeña sección de la CIA encargada de estudiar todo lo que se publica en el mundo: libros, periódicos, revistas, catálogos , panfletos; no hay en este departamento publicación que se reciba que no sea leída, estudiada o analizada. Esta pequeña seccional que opera bajo una fachada y que cuenta con un personal altamente capacitado tiene como función principal analizar toda la información que recibe, transcribirla y enviarla en forma de reportes a la central de inteligencia. El contenido de estos reportes es diverso aunque en ocaciones puede aportar información clave para la agencia en los intereses que esta pueda tener en este u otro momento.

Ahora bien, estos empleados no son agentes de campo, su trabajo consiste en leer libros y, como siempre ocurre dentro de la burocracia gubernamental con las pequeña seccionales donde todo opera eficientemente, alguien allá arriba en la jerarquía ha decidido que debe ser eliminada al costo de lo que sea. Una drástica medida motivada quizá por esa sucia e irracional política gubernamental de destruir lo único que funciona. La decision no es comunicada a sus empleados directamente ni conducida por medios administrativos sino por medio de una limpieza que se realizará de otra manera, la más fácil y discreta posible: a través de un elemento externo, no adscrito a la agencia y que no es otra cosa que un asesino a sueldo comisionado para liquidar a todos los empleados en una fría y aséptica operación

Sin embargo, a este contratista y a sus asociados no le salen las cosas bien o, al menos, tal como las planeaban. No dan cuenta de la ausencia de un empleado, Turner, que esta mañana salió a la esquina con el encargo de comprar el almuerzo de sus compañeros y que a su regreso los encuentra exterminados. Vaya manera de comenzar el día.

Turner tira la bolsa, saca con mano temblorosa la pistola de la gaveta del escritorio de la recepción y huye con rumbo desconocido. Le toma tiempo a la agencia darse cuenta de lo que está pasando, situacion que es aprovechada por Turner para eludir a sus captores; aunque no por mucho tiempo porque ya a un cuarto de la película Turner está siendo rastreado por media ciudad con el reloj avanzando en su contra y el contratista pisándole los talones deseoso como está de finalizar este asunto, culminar su trabajo y pasar por la caja a recoger su cheque.

Pero nada le será tan fácil a este gun for hire, la ventaja de Turner es su inexperiencia lo cual lo hace impredecible, afirmación reconocida por el mismo contratista, el inescrupuloso asesino con marcado acento extranjero que se maneja con impecables modales encarnado de forma magistral por el actor sueco Max Von Sydow.



No es mi deseo ahondar en detalles que puedan arruinar la experiencia de aquellos que aún no la han visto. Lo que sí es preciso destacar es que, más allá del guión que es una joya y de las actuaciones que son un lujo, el aporte de la música a la narrativa de esta historia es tal que es prácticamente imposible disociar una cosa de la otra. Si ven la película sabrán a que me refiero: un pulso que ya se define desde el comienzo y cuya energía se mantiene a lo largo de la trama con un efectivo uso del jazz tanto en la entrada como en los sucesivos temas que alimentan la tension dramática a lo largo del filme. Las moduladas notas que fluyen de la guitarra de Lee Ritenour nos transmiten una grisácea sensación de soledad, el dilema de un hombre inocente que no sabe en quien confiar y cuya supervivencia dependerá de cada decision que tome a lo largo del camino. Es una lástima que no se hagan más películas de este calibre ni composiciones memorables como esta. Vivimos en el futuro lo cual significa que en el ámbito de la nostalgia sólo nos queda conformarnos con las glorias del pasado, un filme digno de estudio y una banda sonora que aún resuena en nuestra memoria con un sonido que nos parece tan seductor y moderno como cuando le escuchamos por primera vez hace más de treinta años.

Saturday, February 7, 2009

Black & White Scotch Whisky



A mediados de la década de 1880 James Buchanan abría una destilería en Londres bajo el nombre The Buchanan Blend of Fine Old Scotch Whiskies obedeciendo a la necesidad de establecer un blend consistente tanto en características como en calidad que pudiese competir con las otras marcas que dominaban en aquel momento, una época en la que aún no existían estándares de producción y el mismo trago de la misma casa podía hoy saber a algo muy distinto a lo que supo ayer por la mañana. Distintos lotes, distintos sabores. Un típico caso de inconsistencia que podría perdonarse en otros rubros pero nunca en el renglón whisky. Pero Buchanan hizo más, muchísimo más: además de introducir nuevos estándares de producción presentó el scotch de la manera más sencilla posible: botella negra, etiqueta blanca, un empaque al que quizá pueda atribuírsele parte del crédito de la buena recepción que tuvo entre los consumidores quienes muy pronto empezaron a llamarlo no por su título oficial sino bajo el nombre de "Black & White"

Buchanan, que además de un gran comerciante era tambien un gran aficionado a las competencias caninas, tomó nota del nuevo apodo y decidió añadir a su etiqueta la famosa pareja del White West Highland Terrier (westie) con el black Scottish Terrier cambiando el nombre de su whisky al apócope de "Black & White"...y el resto como ya sabemos es historia. Millones de botellas de "Black & White" llegaron hasta bares, hogares, teatros y pubs ingleses, y llegó en su momento más cumbre a ser el proveedor exclusivo de la House Of Commons. De allí al mercado internacional sólo hizo falta un brinco y muy pronto encontró un nicho en países como Estados Unidos, Brasil y Venezuela, hoy día sus principales mercados de exportación .

Calidad y tradición, ese parece ser el secreto de un whisky que se ha mantenido a traves del tiempo en los anaqueles del mercado mundial con la sola excepción de su tierra natal Escocia donde hasta hace poco sólo podía vérsele en ciertas tiendas especializadas y algunas selectas tiendas duty-free. Una verdadera ironía!

Este scocth (que el Dr. Whisky en su blog especializado describe como un blend standard predominantemente dulce, balanceado, simple y con reminiscenicas de crema de vainilla, kiwis maduros y cierto toque cítrico con vetas de pimienta y cedro) es referenciado con especial afecto no tanto por los sabores que evoca sino por sus acertadas campañas publicitarias y artículos de promoción distribuídos a lo largo de los años, muchos de los cuales aún son altamente atesorados por coleccionistas en el mundo entero.



El Día es como es/La Noche es "Black & White"
(anuncio publicitario circa 1986)
Beba con responsabilidad
 

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